En mis últimos 10 años de vida, he llevado de tantas formas y colores mi cabello que ya hay unos que ni recuerdo, más que en fotos.
Existen dos tipos de mujeres, aquellas clásicas que llevan toda la vida el mismo estilo o muy parecido, o las que nos cuesta más encontrar el nuestro y no tenemos miedo al cambio.
Aunque el asunto de no tener miedo al cambio siempre es muy relativo, ya que siempre arriesgarse a modificar el color o el corte produce nervios de: “y si no me queda bien”; “ y si solo se ve bien, recién salido de la pelu”………………. a quien no le ha pasado, de permitir cortar más de lo debido y tener que soportar por meses esa fase de largo, que no controlas de ninguna forma.
Pues a mi me ha pasado varias veces en la vida.
Hasta mis 20 años lleve el cabello rebelde, tan rebelde como yo, suelto casi hasta la cintura, enmarañado y entre más despeinado mejor; es mas os confieso mi primer novio al meter sus manos por el, no lograba pasar sus dedos, ya que desde que me fui de casa, solo lo lavaba, pero nunca lo peinaba; el con un litro de desenredante, me tuvo sentada dos largas horas en la ducha mientras me lo peinaba, y es que el amaba mi cabello, negro como el ébano, largo y crespo.
De ahí lleve mi cabeza calva, por más o menos un año, luego lo mantuve mucho tiempo tan corto como los chicos y volver a tenerlo largo me ha costado un montón.
No pasaba de lo largo del mentón, por mucho que decía ahora si, no lograba dejarlo crecer; y decidí cambiarlo de color, por si se me hacia más fácil verlo crecer y pasar esa mala fase del descontrol; de rubio lo lleve más de un año y realmente me gusto ser rubia, pero al no ser natural el cabello por muy buenos productos que utilices, siempre se maltrata, y es así como decidí pasarlo a un tono más oscuro que el rubio, pero menos que el negro y pase por el cobre, dure muy poco tan solo unos 5 meses, ya que es un color difícil de mantener y que en pocas lavadas pierde vida, y estas esperando que llegue el día de volver a tinturar para que se vea nuevamente espectacular.
Y es que en cosa de pelos somos tan complicadas las mujeres que seguramente perdonamos más fácil a un hombre pendejo que un error de nuestro peluquero.
He vuelto a mis origenes he vuelto a mi negro, he dejado de tinturarlo, y he dejado de ir a la peluquería hace mas de medio año, he vuelto a cuidarlo con los secretos de la abuela y de mi madre, con mascarillas nocturnas de Sephora y mascarillas naturales, y ahora tengo una melena que recuerda esos años en los que no sabia que hacer con tanto pelo.
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