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Muchas flores en mi vida

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Soy una chiflada de las flores ornamentales, así que la primavera es de mis épocas preferidas del año; pensar en sembrar en mi terraza una preciosas petunias y desear que hagan caída por el balcón me encanta, ver mis tagetes (comúnmente llamadas claveles morunos, clavel chino o en México flor de muertos), verlas florecer y llenarse como si fueran un pedazo amarillo del sol me llena el corazón,  las rosas, las margaritas, los pensamientos, todas y cada una de ellas me encantan, su compañía en una comida de domingo, para mi es un sueño.

Yo suelo comprarlas en los mercados, porque al pasar por ellas me es difícil resistirme, o en ocasiones ir a algún centro de floristería; en la zona donde vivo el que más me gusta es el Garden de Tona, donde he ido a comprar estas preciosidades que ya quiero sembrar en mi terraza.

Realmente es difícil tener que esperar esta época para poder disfrutar de ellas, en el invierno también hay flores, diferentes a las coloridas de las cuales estoy acostumbrada, pero confieso que me es imposible cuidarlas en invierno, la razón es que las flores necesitan tiempo y mimo, y yo suelo hacerlo al acabar el día, que es cuando realmente tengo tiempo, y en invierno no me apetece nada salir a la terraza, así, que cuando el otoño hace su entrada, yo con mucha nostalgia me voy despidiendo de las plantas hasta la siguiente primavera.

Solo me sobreviven cada año aquellas plantas que no necesitan muchos cuidados, y que solo debo salir a regar una vez a la semana y  hasta cada 15 días, solo ellas continuan acompañándome año a año tras el paso inclemente del frío.

Si hay algo que extraño de mi tierra es tener flores tan coloridas y hermosas como las que solo se dan en el clima de primavera y verano, clima que tenia todo el año en Colombia, para mi exactamente así, como allá esta la vegetación y como florece la tierra, así mismo debe ser el paraíso. Afortunada me siento de ser una flor de ese lindo lugar llamado Colombia.

He oido decir muchas veces en Colombia, que a las mujeres que no se les regalan flores, se vuelven rudas, al igual que las mujeres a las que no les agradan las flores. Se habla que ellas están muy relacionadas con la dulzura y la delicadeza de la mujer; pero quien dice esto, olvido que las flores más hermosas nacen en las condiciones más inesperadas y duras, se abren camino entre plantas con espinas, en climas inapropiados para solo  ser delicadeza, y es exactamente así como son en su globalidad las mujeres, no solo delicadas, también guerreras y muchas saben florecer a pesar de todo.

 

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