Los pueblos medievales me encantan, y aún más las ferias; en Catalunya existen muchos pueblos que conservan edificaciones y el estilo de la edad media de una belleza irrefutable, y en algunos de ellos se puede disfrutar de un retroceso en el tiempo en fechas especificas del año.
En este caso me encuentro en Montblanc, que hace coincidir su mercado medieval con la fiesta Sant Jordi que es el 23 de abril, el día de los enamorados en Catalunya, aunque esta feria dura dos semanas, se siente el ambiente del dragón y la princesa, rosas de metal, de tela, de cera, de todos los materiales de los que te puedas imaginar, ambiente que se siente durante todo el mercado, es un pueblo ideal para visitar en familia, en pareja, con amigos, y hasta solo, pero aquí hay que venir.
Los vestidos largos y ceñidos a la cintura, que acompañan con adornos de flores en el cabello, me hace pensar que quizás habría sido lindo ver esta época; pero realmente, si te lo piensas, la vida debía ser tan dura y la belleza de sus atavios tan poco real para nuestros tiempos; que puede que estas ferias me agraden por la magia que conllevan y que el medioevo solo sea lindo por nuestro imaginario, lo que no podemos negar es que la arquitectura es preciosa, sumado a la intención de recrear la magia que pensamos que tuvo, hacen que los mercados medievales sean una actividad que yo cada año quiero disfrutar.
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