He decidido dedicar esta entrada a mi compañera de aventuras, y es que aquel dicho que expresa: “hasta que no has amado a un animal, una parte de tu alma permanece dormida”; es totalmente cierto. Y lo sabéis todos los que tenéis un peludito en vuestras vidas.
Y por qué amor en salud? Pues por qué no? Si el amor nos produce cantidad de sensaciones y momentos agradables y placenteros, que espero yo veáis como salud.
Mi linda mascota se llama: la Sra Pinina, porque es todo una señora, quisiera yo que durara para siempre, pero ya me hago a la idea que en algún momento tendré que desprenderme de ella.
Es un perrita adoptada que cumplirá 13 años, de los cuales 10 acompañándome, como una cosmopolitandog lol lol lol………………… sí, si es que ha vivido y viajado por varios países, que tal como el diccionario define cosmopolita es exactamente esto, persona o ser capaz de adaptarse en diferentes medios.
Acá estamos una chica de pueblo y su perro, viviendo aventuras por doquier al otro lado del lugar que las vio nacer, haciendo nuestro hogar no el sitio, si no la gente que encontramos en cada puesto.
Pero definitivamente y como este post lo muestra, ella es una parte importantísima de mi vida, desde que la tengo veo el mundo en compañía, nunca me he sentido sola, y aunque no puede hablar, me aterra la capacidad innata que tienen los animales de entendernos, quizás deberíamos aprender un poco más de ellos.
Y es que en observar y sentir está el misterio; de mi perra he aprendido a observar a la gente, la mirada y lo que trasmite alguien, cuando le veo, a saber cuando llegan a mi puerta, si hay algo malo que pasa y a poder ser más empática, a recibir a los que llegan con la alegría desbordada de una bienvenida perruna, y hacerles saber la tristeza que me invade verles partir, he aprendido a ser más humana porque mi perra me enseñó.
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