Creo que somos una invasión de chicas rosas en el mundo, todas diferentes, quizás la razón de muchas radique en que el rosa es su color preferido, pero el mío es el azul celeste, ese azul tan puro y maravilloso que te hace soñar.
Hace unos 7 años, pase un año que no se muy bien como definir, ha sido mi peor año, algunas cosas que me sucedieron en el, de las peores cosas que les pueden suceder a una mujer y a un ser humano, no se las deseo a nadie.
Esto marco mi vida en un antes y un después, pero durante este año, que al sol de hoy mirando atrás desde la seguridad de mi casa, pienso: “ya paso, nada podrá ser tan grave de ahora en adelante”, tras un año deprimida, sonriendo pero llorando por dentro, el toro que siempre ha estado en mi decidió coger las maletas y salir a construir un mundo nuevo, estableció que la vida debía ser del color que decidiera pintarla y no de la oscuridad de los malos tragos.
Fue así como un día pretendí que era cierto: la vida debía ser rosa, y poco a poco comencé a comprarlo todo rosa, literalmente llene mi vida de colores, donde siempre predomina el rosa, ropa, complementos, hasta los enceres de la casa y de la perra rosas, todo rosa, un mundo rosa.
El año pasado acabando la temporada de invierno en el centro comercial de la roca del valles acabe comprando este lindo abrigo de Napapijri, la semana pasada lo saque para estrenármelo y el día de hoy me doy cuenta que llevo ya diez días llevando no solo el mismo abrigo, sino las mismas botas de la Panamá Jack y mi bolso shopping de la Tous; y he pensado Luz esto se te ha salido de las manos, guárdalo por favor que todos creerán que no te has bañado 😉 😉 .
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